El viernes fuimos a mirar cortinas para el salón, porque acabamos de comprarnos la casa y vamos poquito a poco. En el salón tenemos puesta una especie de jarapa gigante en tono mostaza para que no entre el sol por el pedazo ventanal, que se sujeta a la ventana con pinzas de esas gigantes de papelería para documentos...
Y como, cuando queremos, somos organizados, pues hemos decidido ir espaciando los gastos de muebles mes a mes... el mes que viene tocaban las cortinas del salón, así que había que ir viendo... Y digo tocaban porque resulta que en mi ingenuidad suponía que no nos iban a costar más de 300€ (Ikea me tiene muy pero que muy engañada...)... 300 euros... ¿300 euros?... 2000 que nos dieron de presupuesto una vez escogida la tela y el visillo y la barra y el color de los calcetines del instalador. Gracias, mamá, por este ojo clínico, por este ojo de rica en plena crisis...
Total, que nos fuimos a casa con un estupendo papel con su dibujo y sus cuentas, para pegar con un par de celos en la ventana del salón. Porque va a ser lo más parecido a cortinas que tengamos hasta dentro de unos meses...
El sábado fue de limpieza integral porque venía mi madre al día siguiente... Y había que poder presumir de casa y de muebles nuevos, en plural porque son dos: un aparador Besta y un mueble de cajones para el bajolavabo del baño, por supuesto también de Ikea.
En fin, un fin de semana la mar de casero... pero me encanta disfrutar de la casa.
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