viernes, 1 de octubre de 2010

Mañana de telediario...

... porque hay veces que nos olvidamos de todo lo bueno que nos ofrece la vida cada día, porque como siempre está ahí pasa desapercibido ante un suceso malo o negativo aislado, que aparenta al primer vistazo ser cien veces más grande de lo que es... como en los telediarios... las cosas buenas rara vez son noticia...

... porque esto también es parte de la vida y los momentos agrios también deben quedar escritos:

Qué malos son el siempre y el nunca,
el no darte la mano por la mañana,
el no sentir calor sobre la almohada,
el irnos al trabajo en una tumba…
Qué injusta es la palabra si no está escrita,
si no ha sido pasada por una criba,
si la boca la escupe como a una pipa
sin pensar la diana a donde tira.

Histérica del tiempo sin comisiones
que le grita al reloj “¡tú no me llores!”,
que recoge descaro por los rincones,
que pierde la alegría entre fogones…
Y entretanto un motor que anda a estornudos
va robando minutos al desayuno
convencido de ser el oportuno
héroe de los horarios de entrar al curro…

(Es lo que tiene que una maniática del tiempo y el orden se haya enamorado de un genio... caótico y un poco perezoso como solamente lo son los mejores...)

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